Localización y reseña histórica
Localidad distante unos 14 km de Granada, cuenta con una población cercana a los 2.000 habitantes. Se encuentra a unos 1.000 metros de altitud, a caballo entre la Vega y las estribaciones del Parque Natural de la Sierra de Huétor. El paisaje, de gran belleza, es de encinas y quejigos. El lugar ha estado poblado desde muy antiguo. Existen yacimientos arqueológicos del periodo Neolítico, cuya excavación ha sacado a la luz diversos objetos que serán expuestos en un museo de próxima instalación en los Baños andalusíes de la localidad. Sobre el nombre de la localidad los eruditos no se ponen de acuerdo. Para unos, Cogollos deriva del término en latín Quql(u)lus, mientras que, para otros, alude a que el lugar se asienta en un promontorio. En época musulmana, el lugar se encontraba ocupado por una población campesina, dedicada fundamentalmente al cultivo de la morera para la producción de seda. La alquería de Cogollos se encuadraba en el distrito de la Vega, junto con otras poblaciones como Víznar o Alfacar. Ya en el siglo X se cita la existencia en su término de alquerías como el pago de Taúlas, que se suma a otras como Taucha, Lomilla de Vítar o Alcudia. Parte integrante del reino de Granada, en las décadas finales del siglo XV sufre incursiones cristianas. Tras la conquista, Cogollos es repoblada con gentes venidas de Castilla, a quienes les son vendidas tierras por merced real como pago por sus servicios a la Corona.
Fiestas
Gastronomía
Existe una tradición gastronómica en Cogollos Vega que consiste en ir las tardes de verano a una de las fuentes del pueblo con un trozo de pan para empaparlo en agua y comerlo después con una onza de chocolate.
Tiene fama, además, por sus embutidos caseros, por su cocina de piezas de caza menor y por platos tan típicos como las gachas picantes, las migas de pan y el choto al ajillo, junto a dulces caseros como roscos, leche frita, los bollos de aceite y los hornazos elaborados para el día de la cruz.
Monumento de los siglo XII-XIV, de autor desconocido, ubicado en la calle del Baño de la localidad de Cogollos Vega.
Junto con la iglesia de la Anunciación, los baños andalusíes son el monumento más importante de la localidad granadina de Cogollos Vega. Declarados Bien de Interés Cultural, se trata de un conjunto enclavado dentro de dos viviendas, lo que ha favorecido su buena conservación. El conjunto se data entre los siglos XII y XIV. Los baños, realizados peculiarmente en piedra, presentan tres naves, de las cuales la de entrada es menor en altura y anchura. La tipología estructural responde a la que es típica de los baños andalusíes, tomada del mundo romano: tres salas dedicadas al agua fría (bayt al-barid), templada (bayt al-wastini) y caliente (bayt al-sajun). Además de la piedra, también se empleó el ladrillo como material constructivo, con el que se formaron las bóvedas. Las naves están cubiertas con bóvedas esquifadas con lumbreras octogonales, aunque en el vestíbulo de acceso (bayt al-maslaj) se empleó una bóveda de cañón.
La parroquia de la Anunciación de Cogollos Vega fue levantada en siglo XVII, probablemente sobre una antigua mezquita. Fue construida en el típico mudéjar granadino, de lo que dan fe sus dos naves, la torre y el artesonado. El templo tiene dos portadas, una orientada a poniente y otra al sur, construida más tardíamente junto con la nave lateral. El interior de la iglesia presenta notables obras de arte. Destaca por encima de todas un retablo barroco del siglo XVIII, debiendo mencionarse también una Purísima atribuida a Alonso Cano. Completan el conjunto de las obras diversas piezas de orfebrería y ornamentos de gran valor. La capilla mayor, del siglo XVIII, fue regalada por una familia aragonesa, de la cual se guarda un retrato en el templo. También son notables las esculturas que jalonan el espacio de la parroquia. Todas ellas son de los siglos XVII-XVIII y se atribuyen a la escuela granadina, mayoritariamente al entorno de Pablo de Rojas. Las más destacadas son una Inmaculada, que debió salir del taller de los Mora; un Nazareno y una Dolorosa, de Pedro de Mena; un Crucificado y una Virgen del Rosario, de Pablo de Rojas y, finalmente, un San Antonio de Padua, de Salvador Ledesma.
Localidad distante unos 14 km de Granada, cuenta con una población cercana a los 2.000 habitantes. Se encuentra a unos 1.000 metros de altitud, a caballo entre la Vega y las estribaciones del Parque Natural de la Sierra de Huétor. El paisaje, de gran belleza, es de encinas y quejigos. El lugar ha estado poblado desde muy antiguo. Existen yacimientos arqueológicos del periodo Neolítico, cuya excavación ha sacado a la luz diversos objetos que serán expuestos en un museo de próxima instalación en los Baños andalusíes de la localidad. Sobre el nombre de la localidad los eruditos no se ponen de acuerdo. Para unos, Cogollos deriva del término en latín Quql(u)lus, mientras que, para otros, alude a que el lugar se asienta en un promontorio. En época musulmana, el lugar se encontraba ocupado por una población campesina, dedicada fundamentalmente al cultivo de la morera para la producción de seda. La alquería de Cogollos se encuadraba en el distrito de la Vega, junto con otras poblaciones como Víznar o Alfacar. Ya en el siglo X se cita la existencia en su término de alquerías como el pago de Taúlas, que se suma a otras como Taucha, Lomilla de Vítar o Alcudia. Parte integrante del reino de Granada, en las décadas finales del siglo XV sufre incursiones cristianas. Tras la conquista, Cogollos es repoblada con gentes venidas de Castilla, a quienes les son vendidas tierras por merced real como pago por sus servicios a la Corona.
Fiestas
El calendario anual de celebraciones en Cogollos Vega se inicia con las de Semana Santa, que culminan con los actos del Domingo de Resurrección. El Día de la Cruz, el 3 de mayo, se renueva la tradición de salir al campo para comer el típico hornazo. En torno al 13 de junio se celebran las fiestas populares y patronales en honor de San Antonio de Padua.
El ciclo se cierra a principios del mes de octubre, con las fiestas del Santísimo Sacramento que incluyen diversas actividades, verbenas y procesión.
El ciclo se cierra a principios del mes de octubre, con las fiestas del Santísimo Sacramento que incluyen diversas actividades, verbenas y procesión.
Gastronomía
Existe una tradición gastronómica en Cogollos Vega que consiste en ir las tardes de verano a una de las fuentes del pueblo con un trozo de pan para empaparlo en agua y comerlo después con una onza de chocolate.
Tiene fama, además, por sus embutidos caseros, por su cocina de piezas de caza menor y por platos tan típicos como las gachas picantes, las migas de pan y el choto al ajillo, junto a dulces caseros como roscos, leche frita, los bollos de aceite y los hornazos elaborados para el día de la cruz.
Lugares de interés
Baños andalusíes
Monumento de los siglo XII-XIV, de autor desconocido, ubicado en la calle del Baño de la localidad de Cogollos Vega.
Junto con la iglesia de la Anunciación, los baños andalusíes son el monumento más importante de la localidad granadina de Cogollos Vega. Declarados Bien de Interés Cultural, se trata de un conjunto enclavado dentro de dos viviendas, lo que ha favorecido su buena conservación. El conjunto se data entre los siglos XII y XIV. Los baños, realizados peculiarmente en piedra, presentan tres naves, de las cuales la de entrada es menor en altura y anchura. La tipología estructural responde a la que es típica de los baños andalusíes, tomada del mundo romano: tres salas dedicadas al agua fría (bayt al-barid), templada (bayt al-wastini) y caliente (bayt al-sajun). Además de la piedra, también se empleó el ladrillo como material constructivo, con el que se formaron las bóvedas. Las naves están cubiertas con bóvedas esquifadas con lumbreras octogonales, aunque en el vestíbulo de acceso (bayt al-maslaj) se empleó una bóveda de cañón.
Iglesia de la Anunciación
Monumento del siglo XVII, de autor desconocido, ubicado en la Plaza de la Iglesia de la localidad de Cogollos Vega.
La parroquia de la Anunciación de Cogollos Vega fue levantada en siglo XVII, probablemente sobre una antigua mezquita. Fue construida en el típico mudéjar granadino, de lo que dan fe sus dos naves, la torre y el artesonado. El templo tiene dos portadas, una orientada a poniente y otra al sur, construida más tardíamente junto con la nave lateral. El interior de la iglesia presenta notables obras de arte. Destaca por encima de todas un retablo barroco del siglo XVIII, debiendo mencionarse también una Purísima atribuida a Alonso Cano. Completan el conjunto de las obras diversas piezas de orfebrería y ornamentos de gran valor. La capilla mayor, del siglo XVIII, fue regalada por una familia aragonesa, de la cual se guarda un retrato en el templo. También son notables las esculturas que jalonan el espacio de la parroquia. Todas ellas son de los siglos XVII-XVIII y se atribuyen a la escuela granadina, mayoritariamente al entorno de Pablo de Rojas. Las más destacadas son una Inmaculada, que debió salir del taller de los Mora; un Nazareno y una Dolorosa, de Pedro de Mena; un Crucificado y una Virgen del Rosario, de Pablo de Rojas y, finalmente, un San Antonio de Padua, de Salvador Ledesma.
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